OHLALÁ: ¡Frida Khalo, Violeta Parra y Juana Azurduy: antiprincesas para imitar!

Por Deborah Maniowicz

ecí -crecimos- leyendo historias de princesas extremadamente flacas, con vestidos preciosos, cabellos cuidados y uñas perfectas. Mujeres cuya principal meta era conquistar el corazón de un príncipe, ser elegidas (si, elegidas) por un hombre para casarse o esperar a que el valiente caballero de ojos celestes las salve de una situación «límite». ¿Por qué las historias infantiles no hablan de mujeres trabajadoras, luchadoras y revolucionarias? ¿Por qué el disfraz preferido de toda nena es el de princesa? ¿En qué momento Disney pensó que el cambio que tanto reclamaban sus críticos pasaba por cambiar la tez de sus protagonistas y no su destino? ¿No son más inspiradoras las mujeres que se enchastran, pelean por sus derechos e influyen en el curso de su nación?

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